Mucho hemos oído hablar de la web 2.0 como paradigma del poder de los usuarios elevado a la máxima potencia. Son ellos, somos nosotros con perdón, los que creamos al gusto nuestro contenido
y comentamos contenidos de otra gente, generando así la llamada web social. Nos sentimos héroes, parte necesaria e imprescindible de la sociedad, de la nueva sociedad del llamado “conocimiento”. Pero no es así…
Somos esclavos de unos medios en donde publicamos y a los que cedemos nuestro contenido. Nos enorgullece poder publicar gratis y que cualquiera pueda leernos, pero es evidente que debe ser más agradable para los dueños de macroservicios como Youtube o Blogger que nosotros se lo demos todo hecho. Ellos crean la herramienta y la cartera de clientes se rellena sola, el negocio perfecto!
Las redes sociales en Internet (RSI) pudieran entenderse como parte de un proceso de desarrollo de las Tecnologías de la Informáticas y las Comunicaciones (TICs) que impacta en la sociedad civil y, particularmente, en la sociedad política interconectada. Esta situación acoge características nuevas en su comunicación y relacionamiento, que impactarán de forma determinante en los próximos años. Quizás no sea Facebook, sino otra TICs más perfeccionadas, pero la potencialidad del instrumento y la necesidad ciudadana de estar cada día más relacionados y visibilizados resulta vital para las relaciones políticas, diplomáticas y culturales internacionales.
Las RSI expresan los grados de libertad que exponen los usuarios, de modo que el conocimiento de la visibilidad que tendrá esa información y de la multiplicidad de utilidades le permite a cada internauta acercarse a las mismas, a conciencia de lo que expone y de lo que debe o no mostrar. Ante esta realidad, cada usuario, institución, empresa, gobierno etc, que vaya a realizarse un perfil en Facebook u otras RSI, debe conocer las potencialidades y limitantes de la plataforma informática.
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